jueves, 13 de mayo de 2010

Exponerse. Tiro al blanco. Post altamente edípico.

Mi padre es poeta. Uno bueno, por cierto. Obviamente lo digo porque es mi papi y porque voy a escribir sobre eso en este post, pero para que tengan una opinión “objetiva”, si es que puede haber tal cosa tratándose de poesía, ha sido reconocido varias veces. Con eso me refiero a que ha publicado, ganado premios y ese tipo de cosas que le suman glamour y le restan encanto a la escritura. Igual lo dejó hace tiempo y hace otras cosas más propias de un señor aburrido. El caso es que la primera vez que lo publicaron tenía la misma edad que yo (25) y su libro se llamó “Tiro al blanco”. Nos quedan pocas copias, yo guardo una que está toda amarilla y que le dio a mi madre el día de su presentación en Bellas Artes. La portada blanca es como una carta de baraja con un corazonzote rojo estilo dibujo de monografía, atravezado por los círculos concéntricos de un tiro al blanco marcados con los puntajes de acuerdo donde se encajan los dardos al acertar en el tablero. Es más, creo que tiene algunos dardos clavados en el puro infrarealismo setentero. Mi papá escribió el poema que le dió título a su librito pensando en que al publicar su poesía, sus entrañas estarían tan expuestas como si estuvieran al frente de un local de tiro al blanco. Así me siento yo ahora.

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