domingo, 20 de junio de 2010

El momento individualista

por Pier Paolo Pasolini

En el futbol hay momentos que son exclusivamente poéticos; los momentos del "gol". Cada gol es siempre una invensión, es siempre una subversión del código. Cada gol es ineluctibilidad, fulguración, estupor, irreversibilidad. Igual que la palabra poética.

El líder goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. En este momento lo es Savoldi. El futbol que se expresa con más goles es el futbol más poético. También burlar es de suyo poético (aunque no "siempre" como la acción del gol). En efecto, el sueño de cada jugador (compartido por cada espectador) es el de avanzar desde medio campo, burlar y anotar. Realizada dentro del reglamento, ésta es la cosa más sublime que pueda uno imaginar en el futbol. Pero no sucede nunca. Es un sueño (que sólo he visto realizarse en Magos del balón de Franco Franchi, incluso en el futbol llanero, resulta francamente onírico).

¿Quiénes son los más grandes dribladores y anotadores del mundo? Los brasileños. Por eso mismo su futbol es un futbol poético, porque realiza fundamentalmente el burle y el gol.

El catenaccio y la triangulación (que Breta llama geometría) es un futbol en prosa, basado en la sintaxis, un juego colectivo y organizado; es decir, la razonada ejecución del código. Su único momento poético es el contragolpe coronado por el gol (que como ya hemos visto, no puede ser sino poético)(...)

El futbol realmente poético es el latinoamericano, con un esquema que sólo puede realizarse mediante una moustrosa capacidad para burlar (cosa que los europeos menosprecian por la prosa colectiva) y el gol puede inventarlo cualquiera desde cualquier posición.

Si el burle y el gol son los momentos individualista-poéticos del futbol, ninguna duda cabe de que el futbol brasileño es un futbol poético.

Sin hacer distinciones de valor, y hablando en un sentido puramete técnico, la poesía brasileña derrotó en México a la estetizante prosa italiana.

Letra internacional, mayo-junio 1996

Mis tres momentos individualistas con PPP.

He tenido una relación muy extraña con la obra de Pier Paolo Pasolini.

1a vez: El primer encuentro con PPP fue cuando entré a ver "Las mil y una noches" con mis padrinos y mis primos cuando tenía 17 años en un "cinediarte" en Francia. Yo creo que mi tío se quería sentir muy "acá" pero no tenía ni la más remota idea de lo que íbamos a ver, pues para los que no la conozcan, resulta ser una peli absolutamente erótica, semi porno, de esas que no quieres ver con tu tía, tu tío y tus primos un sábado en por la noche. Así que nos la pasamos guadalupanamente hundidos en nuestros asientos, sin mirarnos las caras mientras en la pantalla un wey le clavaba una flecha-falo dorado a una chica tendida. ¡Oh! ¡Qué incómodo!

2a vez: Haciendo un trabajo para la Universidad como en 2do semestre, vi Saló mientras comía hamburguesas con mis amigas. Bueno, aquí ni siquiera voy a relatar la película. Todavía lo pienso y me duele la panza. Repugnante.

3a vez: A partir del trauma adquirido, aquí yo ya odiaba a Pasolini y definitivamente no quería volver a ver nada suyo pero llegó a mis manos un librito de poesía italiana contemporánea y en esa vertiente, oh, los suyos me parecieron los mejores. Luego vi fotos y pinturas suyas y pensé que mientras no hiciera películas todo estaba perfecto. Años después, me prestaron el Decameron que vi con mi novio una noche cualquiera, en mi casa y sin escenas repulsivas-carne con catsup, ni parientes de por medio. Facilota como soy, lo perdoné.

Así las cosas, me parece que el pequeño texto que copié arriba tiene todo el sentido del mundo. Además, hoy jugó Brasil y en estos días de mundial, a diario tienes que discutir con alguien que te dice con muchísima razón (o razones) que está muy mal que a uno le guste el futbol. Y a mí me gusta mucho. Sí, lo que sucede a su alrededor puede ser enajenante y oportunista pero el juego, lo que sucede en la cancha es bonito y emocionante, como la poesía.

Este post es para Olmo porque lo estoy extrañando y porque se que en el fondo se enoja cuando le digo que el catenaccio (que de ahora en adelante llamaremos "catenacho" o "catenachín") es bien aburrido.

2 comentarios:

  1. Me encantó!!!
    La pregunta que queda abierta es ¿qué género lingüístico definiría el futbol mexicano? Tal vez el rollo cantinflezco de los merolicos.... sin contenido, aburrido, monetarizado y a veces, pocas, efectivo.
    Beso!

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  2. Pss quien sabe, los merolicos son chidos, ¿no? Igual como el sonsonete con entonación ad hoc de los vendedores en el metro, con sus despliegues ingeniosos pero al final pura pantalla. ¿No se te hace gracioso que en la traducción del texto de PPP hayan puesto el término "futbol llanero"? No tenía idea que se usara en otros países, menos uno como Italia, tan ordenadito, (quizá es porque es la Italia que yo conozco) pero es que a mí el futbol llanero me remite de inmediato a los güeyes que juegan amarillos vs amarillos en medio de la glorieta de vaqueritos. Je!

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