martes, 2 de agosto de 2011

Dialéctica fantástica con (la) otra mujer. Lecturas sobre la noche.

Para su lectura rápida y desesperada.

En otra intimidad, en otro tiempo, él dijo que viviría con otra pero moriría conmigo.  

(Las canciones de Nina Simone me causan cierto pudor. Quizá, la buena chica marista que vive en mi interior, ataca de nuevo y por sorpresa. Pero  no. Después de las bombas anarquistas de ser otra, debe tratarse de un asunto diferente: Nina sube y baja en la hipérbole de amor y sufrimiento que es su voz, es Nina, lo desgarradoramente frágil que resulta y que a veces, nos aterra. Me aterra. Sobre todo cuando tratas de hacerle frente a la vida con risas y tacones altos. Con botas para la lluvia, cuando tratas de ser una buena mujer y la soledad reclama su lugar sobre los mundos del hombre. Cuando tratamos de andar contentos y libres, escondidos en nuestras relaciones equitativas y modernas. Y tú y yo que parecemos tan dueños del yate. Tú y yo que somos tan elocuentes en la roja escena hasta que nos quitamos las palabras y la ropa. Nina irrumpe en nuestro amor aristrócrata. Nina que es tan blues; el blues, esa música rastrera. Esa música que es tan verdad y tan noche. Nina devela la cara más íntima y secreta del amor, la sobrecogedora fragilidad de quien ama. Es frágil. Vulnerable. El misterioso poder de un cuerpo que se ofrece. El terror de la entrega. De la imagen de un yo diluído en humores y tacto y acto. Todas aquellas cosas que dejan de ser y de importar por el instente líquido y abstracto del nosotros. Elogio a la locura.

Se siente un abismo en las entrañas frente a la interpretación diáfana y dura del amor de Nina. Parece sospechoso eso de transparente en la escritura. Cómo se canta una falta tan inmediata y profunda. A pesar de mi edad y la lluvia, ¿cómo? Los tonos severos de su voz se parecen al deseo [tan deseo] a esta intimidad, páramo etílico y urbano de mis ventitantos, quiero pertenecerte con tanta vehemencia. Lazo. Descanso. Espero tu boca como la hora del recreo. Como mal y remedio.

Hoy, amor, me ha saltado a la memoria y a la noche, que es nuestra, palabras que no nos pertenecen, ni a Nina, ni a nosotros. Palabras que invaden y no deberían. La imprudencia de su recuerdo, de su nombre, de pronto se parece tanto a él. Asalto al tranvía llamado deseo. Conspiración de las circunstacias amorosas. Supongo que también soy un fantasma para alguien).

En otra intimidad, en otro tiempo, él dijo que viviría con otra 
y que moriría conmigo.

La otra mujer es otra canción. Si usted elige la píldora roja, haga clic aquí. Aguamala o medusa.

1 comentario: