lunes, 26 de septiembre de 2011

La Chica y la Ciudad.

Ella es la Ciudad. Ella es el monstruo.

Esta ciudad,
hidra multifásica
de vocación lacustre,
de impronta telúrica.

Esta ciudad,
crece y se repite,
como todos nosotros,
hijos y fantasmas:
México vuelve. Emerge.

Terribles tambores
bajo las rocas,
en las miradas
subeterráneas.
Este es el centro.
Aquí se gestan
las revoluciones arquetípicas.
Ciudad Dante, Cuidad Virgilio.
Ciudad loca. Ciudad Maga.

Beatriz perfilada,
en tu luz ámbar,
de mandala exótico.
Ciudad como diáfana sospecha
de estos dioses contundentes,
descarnados y tullidos.

Volver desde Europa y sus sepulcros,
de la Europa mito, de la Europa muerte,
soledad de mundo primero,
concurrida farsa de Barcino:
No. Sus muros no son más sabios
que los de este valle
que es pozo de brujos.

El caos de la urbe
es el caos en mi pecho.
Mi propia vuelta me aterra:
Se es con la ciudad y esta ciudad es infinita.
Somos así: Vértigo de límite escindido.

Después de los héroes perdidos,
de las horas rotas 
de la mujer rota:
necesito volver.

Tengo que ser engullida
por el monstruo de aceras tuertas,pertenecerle,
Ciudad de México.
Prueba al temple de mis venas,
de mis pasos llenos.

A imagen y semejanza,
sigo el afán poético
de nuestros padres desnaturalizados:
Cronos tibio y cotidiano, 
Coatlicue impaciente, moderna.

 


I. Metro.

Escaleras
eléctricas
paralisadas,
tennis rosas
de darklolita.

II.

Paz y Orozco
guardan nuestro carísimo secreto:
beso
nocturno
en San Ildefonso.

                              

Medium.

Me preocupa que el mesaje de equinoccio
sea siempre el mismo:

Que te acercas y que está mal.

Septiembre es un niño cruel
que pasa con la lluvia haciéndose el tonto.

Septiembre deja su bomba de verdad inclemente
en el centro del valle.

Y tú que vienes con los palacios viejos
que tratamos como héroes
porque nos hacen justicia estética.
Que vienes con el cine. El cine.
Que vienes con las aceras mojadas
que llenan nuestros pasos
de criaturas de ciudad grande y agitada.

Mi labios de manzana partida
se agrietan con el viento que pasa,
anunciándote.

Septiembre es el insólito mensajero 
de un deseo incauto:

Te acercas,
pero no llegarás.

                  

Tales from his bed II.

Pedacitos de mi boca
en cada equina
del fin de semana.

Jalapa y Obregón.

Ésta boca es tuya.

                 


Tuétano.

Amor sin tiempo,
inoportuno.
Hilo gélido entre cada sístole.

Tienes esta sesación de tren perdido.
Pulsar. Vaivén.
Tregua silente de un anehelo que insiste:

Soy el signo de flores
en la piedra de sol
que llevas en la espalda.

Soy la carne bajo el pedernal de tu carne.
Magma. Certeza.

No te quiero en la vida,
sentado a la mesa,
al volante del auto.

No te quiero en la vida cruda y simple.
En la vida infame.

Nuestra sustancia se parece al barro primigenio
y tiene el nombre de una espera mítica y estéril:

Ulises. Soplo de nostalgia marina.

El tejido que deshago por las noches es el propio.
¡Oh, Penelope indispuesta!
Carne. Fuego.
Ulises moderno.
Ulises perpetuo.

Deseo puro. Materia prima.

Último habitante en la oquedad del hueso,
tuétano.



                       Aguamala o medusa. 


Obviamente todos los nombres fueron cambiados para salvaguardar la integridad emocional de los personajes. Este texto queda tan sólo como testimonio poético de lo que no se debe hacer en un anecdotario fantástico. Gracias por leer morros. Sí, más o menos así: ¡Click aquí!