jueves, 10 de octubre de 2013

¿Qué y quién es un fantasma?








“231. Habiendo eliminado a la madre (avidez) y al padre (orgullo) y a los dos reyes (infinitismo y nihilismo), y habiendo destruido  un reino y sus habitantes (apego), uno se convierte en  iluminado.”  Dhammapada.
 
fantasmas (del griego φάντασμα, "aparición")
Wikipedia (ja!) 

 

Fantasmas auténticos y manifiestos, encienden y apagan la luz de este pasillo. Qué es el pasillo sino un bardo. La antesala a la intimidad rota.  El pasillo es un umbral.

Lo único que me gusta de la lluvia y especialmente, la lluvia en la ciudad, son los abrigos y las botas y que es un buen sonido de fondo para escribir o besar. A mí me gusta esta ciudad porque tiene buena luz. Escogí vivir este país porque no importa lo malas que puedan ser las aguas, lo severas que sean las lluvias, después de unas horas o cuando más algunos días, uno puede  pararse en  cualquier punto de la arena pública y mirar el  cielo azul.  

Pero uno no debe acostumbrarse a nada y este Septiembre los dioses decidieron castigarnos por votar por el PRI,  por no dejar ir y por eso que hacemos de odiarnos a nosotros mismos como expresión cultural. Nos han dejado así, en el gris.

No soy lo que se dice supersticiosa. Como dice mi abuela, “más miedo los vivos”  o  las instituciones totales y los gobiernos. Una vez escribí un poema que se llamó poltergeist, sí, lo admito, pero esa era una cuestión completamente metafórica. Poema para una idea-hombre fantasma; relato subrepticio e insistente, que persistió en mi cuerpo y en mis años, sin ceder, sin irse tras la muerte que es definitiva y por eso, solidaria.  Pero no. A él lo dejé, lo olvidé y luego lo cambié de lugar: mi campo de narcisos.  Esto va de otra cosa, más cercana a las pelis de terror, a las alucinaciones duermevela. Nada de metafóra.

Ayer sentí un fantasma en casa. A escasos metros de tu profundísimo sueño y el ansia del  insomnio: Un fantasma de inexistencia hiperrealista. Era una ella, una fantasma, conjetura  derivada de los sueños de Jaime y las visiones de Coralie y Nishat. Feminidad que persiste a la muerte. Una ella: Estrangulada.  

Asustada. Casi convencida de nuestro inminente encuentro,  dejé de hacerme preguntas sobre la física y las tuberías y sobre el proceso de sugestión que habrían de comenzar mis compañeros de piso una noche de borrachera. Ninguna razón podía servirme entonces.  Ni siquiera los antecedentes de todas esas cosas moustrosas en las suelen transformarse mis temores.

La parálisis del miedo se transformó no sin pocos intentos engolosinados de angustia,  en esta honda nostalgia de septiembre. Septiembre. T.S. Elliot  says:  <April is the cruelest month>. Elliot is always right, right?  So, what a hell with this sadness! September pays in melancholia. Abril y Septiembre, sicario y viuda. Este mes nos sume en una penosa empatía con la fantasma estrangulada en mi pasillo. A mí y al país ahogado en su miseria y sus mentiras. Corazón abierto, puerto de  huracanes.

Así, me descubrí repetida, invisible, más pálida que siempre. Miedo dentro y miedo fuera: Fantasma. Así todas nosotras: la patria, septiembre, la fantasma y yo.

Casi salgo de la habitación para abrazarla y decirle: ¡No sufras, hermana! ¡Yo te entiendo!

Tal vez todos somos un fantasma para alguien. Vibramos en un temor lejano. Activamos  el interruptor de otra vida.

Exnovios. Exnovias. Madres. Padres. Carreras. Hijos. Sueños. Busco en tu pasado insípido, la oliva que me amarga el trago.

Sentí lo que Bruce Willis sintió cuando le cayó el veinte de que no era, precisamente, el terapeuta del niño que veía gente muerta. Sentí que no era hija suya, ni amiga suya, ni amante tuya. Sentí que ya no era o que nunca había sido. Que los otros trataban de negar mi existencia por miedo e incompatibilidad de dimensiones. Los fantasmas son fieles, complacientes, como yo.  Siempre están ahí, apegados, son los personajes más fieles a su historia, a su historia de nostalgia o de venganza o de horror o de honor.

Olvidan la lección número uno de los libros de budismo que dan en los enormes  hoteles extranjeros que devastan esta  playa: Dejar ir.

Agradecer y dejar ir.
La complacencia alimenta el jardín de narcisos que es mi cama. Mi estructura psíquica es una damisela en apuros, un ataque de histeria victoriano. No soy un pastel suficientemente dulce, un bordado  suficientemente preciso, una tela suficientemente vaporosa, no para mí.  Not enough, no me amo tal y como soy. Ya está.

Hoy sé que es mi trago y que no lleva olivas.

Frecuencias  de nuestra inexistencia rebotan en una puerta que no se cierra. Corazón que no es escuchado,  llanto que no es consolado. Crujido del techo y  las paredes,  insistente goteo del agua,  luz  que se enciende y se apaga sin motivo. Sin estructura.  Es la realidad del fantasma, una que persiste, necia, terca, instalada, insatisfecha en todo eso que no es.  Aquello que no vive se proyecta inútil, neuróticamente en la vida. Simples apariciones.

Apelando a la neurosis, yo me pregunté por qué. Tú cerraste la puerta. Así, de un trancazo.  La fantasma se quedó afuera, yo me quedé dormida, en algún minuto de la madrugada pasó la forma sutil y natural  en la te meces y me vuelvo invisible, indigna de atención, como un fantasma. Esta noche fue toda tormenta. Septiembre dejó ríos de tristeza. El país se ahoga.
(pero siempre levantamos los escombros).

 Aguamala o medusa
I see dead people!!!

 

                                               Toquinho & Vinicius de Moraes:  Tristeza

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